Y EL GALLO DIJO BASTA


… llegada una mañana en que estaba harto de marcar el inicio de los días de un mundo que se guiaba por la inercia y que se alejaba, cada vez más, de lo que se suponía que tenía que ser un mundo. Los peones con chaqueta y maletín que obedecían las órdenes olvidando que ante todo eran personas, las monedas que tintineaban marcando la dictadura del capital, la extraña idea de que para ser alguien había que estrenar cada temporada un look de moda…Al gallo se le erizó la cresta, miró al corral, contuvo su canto y dijo basta. A partir de ese momento despertó a otro concepto de cultura.

viernes

Taconcitos culturales


No soy especialmente amiga de Monsieur Sarkozy, y eso que tiene una esposa de lo más popular. Pero, como habitualmente buscamos la comparativa con el vecino para creernos más listos o más guapos, me parece interesante mirar con lupa la nueva medida que ha tomado la política cultural francesa y ver qué hacemos los españoles al respecto.

Siempre se ha dicho que nos llevan unos 40 años de ventaja al otro lado del Pirineo, en todo, y algunos los asimilan a las cuatro décadas que duró la dictadura franquista. Sin embargo, creo que las raíces son más profundas y que no podemos centrarnos únicamente en un pedazo de la historia porque, para cuando Franco se hizo llamar “generalísimo”, los franceses ya nos llevaban mucha ventaja.
¿Ventaja en qué? Escolarización, erradicación del analfabetismo… Ahora los tiros van por otra parte y de España se puede decir que es un país desarrollado. Entonces, ¿dónde están las diferencias?

Nicolás Sarkozy, presidente de la república francesa, el pasado 13 de enero quiso dar la bienvenida al nuevo año para los agentes de la cultura de su país. Lo hizo presentando un nuevo presupuesto para este área, que dotará con 100 millones más de euros anuales. ¿Quién dijo crisis?
Pero, sobre todo, la estrella de su discurso fue una nueva medida: los museos y monumentos estatales pasan a ser gratuitos para los menores de 25 años y los profesores.

La entrada del Louvre o del Musée D’Orsay en Paris cuesta unos 9,50 euros, ir al Museo de Arte Contemporáneo de Lyon entre 8 y 10. La medida de Sarkozy va a costarle al gobierno unos 23 millones de euros anuales (sólo el Louvre recibe cerca de siete millones de visitas cada año), pero al chaval que ha visto recortada su asignación semanal por los tiempos difíciles, pasar la tarde en la planta de los expresionistas del D’Orsay no va a costarle nada.

Aunque pueda parecer lo contrario, la propuesta no está planteada con un sentido oportunista, o eso asegura Sarkozy. “Esta medida "no matará los museos" sino todo lo contrario, pues los jóvenes que acostumbran a ir a los museos lo harán también de adultos y llevarán a sus hijos", aseveró el presidente durante la presentación. Ahora, ¿basta con que algo sea gratuito para que la gente acuda en masa? ¿El no tener que pagar entrada va a llevar a los jóvenes a los museos?
Miremos en nuestro entorno. En Valencia, los museos son gratuitos los domingos, para todos los públicos, y, aunque parece que los visitan más personas que el resto de días de la semana, uno no tiene que hacer colas interminables hasta llegar adentro. En Madrid, el primer domingo de cada mes, el Reina Sofía abre gratuitamente sus puertas. Entonces sí tienes que hacer una larga fila si quieres acceder a las salas, pero también la haces, en general, cada domingo. Quizá la diferencia estriba en que, según un estudio de Consumer Eroski, aunque el IVAM ha incrementado en un 28% sus visitas llegando a las 550 000 mientras que el Reina Sofía tiene una afluencia de 1,5 millones de personas al año.

Así pues, ¿cuál es el comportamiento del español medio frente a los museos, únicamente influyen los grandes nombres? Primero hemos de tener en cuenta que sólo un 31,2 % , según los datos de la estadística de Prácticas y hábitos culturales en España 2006-2007 hecha pública por el Ministerio de Cultura, visitó un museo en el último año, pese a que, en general y cada vez más, parezcan lugares de obligada visita, sobre todo si estás haciendo turismo.
Pero, las apariencias engañan, pues el 32,1% de las personas que visitaron un museo en el último año había escogido el de su ciudad, frente a un 28,7% que había visitado alguno del resto del país (exceptuando su comunidad autónoma).

Por otra parte, el que en algunas zonas los museos sean de acceso gratuito los fines de semana no influye para que el 53,3% de españoles que visitaron un museo en el último año lo hicieran en días laborables. ¿Cómo se explica este comportamiento? Porque el 67,5% de este porcentaje estaban entre los 15 y los 24 años. Es probable entonces que la visita formara parte de alguna actividad educativa que tuvo lugar en el mismo municipio en que se encontraba el centro de enseñanza.

El libre acceso a la cultura es necesario, democrático, moderno, ilustrado… pero ¿es suficiente con hacer de la cultura algo gratuito para dotarla de atractivo? Acudir al cine es una actividad de ocio relativamente cara muy practicada por los adolescentes, quizás porque lleve asociada ciertas connotaciones que satisfacen a quien la practica, a parte de lo mala o buena que sea la película vista.
Ir a una sala de cine tiene una aceptación social mucho más extensa (52,1% de los españoles admitieron haberlo hecho en el último año) y casi no es percibido como una actividad cultural por muchos de quienes la practican. Claramente, acudir a un museo, y más si no lo haces como turista, tiene asociada cierta aura de “culturita” que espanta a gran parte de la población española. La valoración media que recibe esta actividad según la estadística del Ministerio es de 4,4. Sin embargo, hay dato esperanzador: el 52% de los menores de 15 años habían acudido a museos en el último año y al 68,9% de este porcentaje le había parecido divertido.

Sarkozy tiene razón en pensar que si un joven se aficiona a los museos, seguirá visitándolos cuando se convierta en adulto y, en la medida de lo posible, tratará de hacer extensiva a su familia esta afición. Pero el problema en España no es el dinero que cuesta visitar una exposición. De quienes habían visitado una en el último año, según la estadística de 2006-2007 del Ministerio, el 55,7% había pagado su entrada a precio normal. Sería necesaria una inculcación de valores positivos asociados a los museos, valores accesibles, fáciles de asimilar y percibir, para que ir a contemplar unas obras de arte o una colección de objetos históricos fuera tan estimulante como ver la última de Will Smith o Russel Crowe (aunque sin camisetas apretadas ni músculos de por medio).
Entonces, ¿la medida de Sarkozy es acertada?, ¿nos han vuelto a marcar un tanto los galos? En mi humilde opinión, Sarkozy aprovecha momentos de crisis para anunciar medidas populares. Sin embargo, la idea que subyace es buena: hacer un hábito de la visita a museos para los más jóvenes, facilitar una costumbre que después pueda mantenerse. Ahora bien, la medida es incompleta. La cuestión no es el dinero que cueste una actividad de ocio, sino lo atractiva que resulte, los valores asociados que lleve y lo arraigada que esté como costumbre. Así, parece que Sarkozy se ha puesto unas alzas similares a las de la foto para parecer más grande, para que no se note demasiado que en realidad no llega al 1,70.


María García Torres

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es verdad que al principio de leer el texto me alegraba, que interesante propuesta -pensaba-, bajar de 10 a 0 euros el precio de un museo para un parte de la población... Aunque es verdad que parece una medida "populista" para apuntarse un tanto. Como podría estar dándole la vuelta a la tortilla el señor Sarkozy. Si se quería incrementar el público, posiblemente debería de proponerse una buena campaña de fomento para visitas de museos, de difusión de actividades culturales, cosas que cuestan dinero, claro. Pero si dejamos de cobrar algunas entradas quedamos mejor. Pues mira, no me parece tan mala idea. Ojalá que funcione -posiblemente como no es de esperar-, y sea efectivo. Ojalá que la gente, en vez de ir al centro comercial a pasar la tarde, a falta de euros, se pasee por el Orsay a consumir cultura.

Anónimo dijo...

Sinceramente, creo que solo funcionará en las grandes instituciones, aquellas que por su fama o colección no necesitan de campaña de difusión o gratuidad alguna para recibir cantidad de visitantes. Esos visitantes tal vez no conozcan la medidad hasta que no estén frente a la taquilla y les informen de que si tienen menos de 25años la entrada es gratuita (si es que lo hacen. En España, muchos darían órdenes de no dar entradas gratuitas a menos que el cliente la solicite).
Así que dudo que el pequeño museo municipal de, por ejemplo, Clermont Ferrand vaya a sufrir una avalancha de visitantes por esta decisión.
De cualquier modo, es cierto que las políticas culturales francesas distan mucho de las españolas, así como el presupuesto destinado a las mismas. Y sé que es una redundancia y un continuo lamento patrio que a pocos lugares lleva.
Sin embargo, uno se pregunta una y otra vez: ¿por qué no se intenta por lo menos algo así en España, un país donde somos capaces de matar por un puñado de caramelos gratis en una cabalgata de Reyes?